Primero fue Sir Alex Fergunson, asegurando que su Manchester United vería de fuera los movimientos del mercado de invierno, explicando que los hombres que llegan en esta fecha no tienen tiempo de adaptarse y el pasado le dejaba esa enseñanza. A lo sumo, buscaría un lateral para emparchar, comentó al sitio de los Red Devils.
Días después se pegó a esa teoría el presidente del Real Madrid, Ramón Calderón, confirmando las palabras de su director deportivo Mijatovic: en la Casa Blanca no entra ni se va nadie, más allá de los recurrentes rumores sobre la salida de Baptista, Saviola o Dudek.
Ahora, el otro grande de Europa en adherir a esa teoría es nada menos que el Inter de Milán. Su presidente Massimo Moratti dejó helados a todos cuando comentó que Roberto Mancini iba a seguir con el mismo plantel, descartando movimientos interistas en invierno. «No nos meteremos en el mercado de enero. Por el momento no pienso en absoluto en contratar a alguien», aseguró el máximo accionista neroazzurro a la cadena de TV italiana Sky.
Para Inter sonaba Mahamadou Diarra, quien no es tenido por Bernd Schuster en el Real Madrid, y Rafael van der Vaart. Habrá que ver si Moratti es esclavo de sus palabras o cae en la tentación de contratar a alguna perla suelta por allí, como suele ser la política de los poderosos del Viejo Continente.
Y lo mismo corre para el Real Madrid y Manchester United, que siempre estuvieron activos cuando el libro de pases está abierto. Tal vez, el buen presente de sus equipos, arriba en sus ligas locales y bien posicionados en Champions, hacen lanzar a sus directivos palabras de alivio para los oídos de sus jugadores.
El Liverpool, otro gigante sin dudas, puede que también se quede en el molde. Los propietarios ya mandaron a callar a su técnico, el español Rafa Benítez, quien no paraba de pedir refuerzos. «Que entrene a los que tiene», le contestaron ante las quejas del DT campeón de Europa en 2005 por la falta de galácticos.
Esta ola de declaraciones gélidas augura un mercado tibio, casi frío como el invierno de Europa. Sin embargo, todo el mundo espera escuchar mucho ruido desde Londres, precisamente de Standford Bridge, donde el magnate ruso Roman Abramovich seguramente no se quedará de brazos cruzados con el regular andar de su Chelsea, luego de la salida de José Mourinho, quien parece estar en camino al banquillo de la selección inglesa por estas horas.
Los Blues quieren llevarse la fórmula ganadora del Barcelona, que ahora anda de capa caída o algo parecido. Con Ronaldinho en el banquillo frente a una competencia que lo ha relegado por su bajo rendimiento y un Rijkaard cada vez más en el abismo, Abramovich parece dispuesto a lanzar la gran bomba del mercado.
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