Después de tres años como jugador del Real Madrid, el brasileño Robinho en casi nada recuerda ya a aquel jugador que deslumbró en su debut en el estadio Ramón de Carranza de Cádiz, donde en apenas 15 minutos fue capaz de revolucionar el partido con su derbordante regate y sus vistosas bicicletas. Para desesperación de la parroquia blanca, el jugador de 24 años no ha logrado explotar definitivamente, y alterna grandes actuaciones con otros partidos grises donde parece perdido, peca de individualismo y no es capaz de encarar en el uno contra uno.
Pese a que su primera temporada vestido de blanco fue muy oscura y el año de Capello debió centrarse sobre (...)
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